Se propone demostrar, a través de aquellos espectáculos llamados entremeses, que las cortes en la narrativa caballeresca de los siglos XV y XVI no son menos interesantes o divertidas que las del mundo artúrico medieval. Pone su atención en los espectáculos como críticas sociales y como actos graciosos y ridículos (bajo el concepto clásico de turpitudo et deformitas), los caracteriza por su temática (de cama y de mesa) y ofrece un número de ejemplos tomados de Oliveros de Castilla y Artús de Algarve, Tirante el Blanco o Roberto el Diablo.