Se plantea esclarecer las creencias y prácticas religiosas de una sociedad altamente iletrada a través del estudio de la predicación, el principal medio por el cual el clero orientaba en la fe y en la moral, en un momento -la Baja Edad Media- en que se recupera la predicación popular. Se centra en la función comunicativa del sermón. Este tipo de sermón «para el conocimiento de los sencillos» no expresaba ideas teológicas nuevas sino que contenía las nociones básicas que debía tener el hombre medieval sobre la vida y la muerte, sobre Dios y la moral cristiana. El estudio se circunscribe al reino de Navarra, pero podría ser extrapolable a otros dominios. Las fuentes para reconstruir el mensaje pastoral han sido las colecciones de sermones y homilías conservados en la biblioteca de la catedral de Pamplona. Este tipo de sermones tenían un tono exhortativo con estilo narrativo que incorporaba anécdotas de la vida cotidiana así como relatos moralizantes. Los pilares sobre los que se asentaba el sermón era advertir sobre la presencia del mal en el mundo y la prevención contra el diablo, así como la adopción de un modo de vida «cristiano» en imitación de Jesucristo. Para ello se incitaba a orar a la Virgen María, intercesora ante Dios. Pero el argumento más frecuente y repetido es el llamamiento a la confesión.