Convertido en el nuevo cronista oficial de la corte de los Reyes Católicos, Hernando del Pulgar decide exhibir sus dotes historiográficas y retóricas redactando sus Claros varones, al estilo de las Generaciones y semblanzas que tanto agradaban al público contemporáneo. De ese modo, construía una obra con descripciones biográficas de las principales figuras históricas del momento, dividida en sus genealogías, retratos y hechos; pero añadió varios detalles de su propia cosecha, originales en la tradición de textos biográficos, tales como un profundo análisis psicológico del carácter de cada una de las personas descritas, basándose en una distinción neta entre el interior y el exterior, entre el espíritu y la fachada pública.