Tras una calas en las representaciones artísticas del laberinto y su tematización literaria en la España cuatrocentista, examina el sentido político y estético del laberinto en la obra de este autor. A partir del presupuesto que el laberinto es el centro de gravedad del marco alegórico meniano, se esclarecen los otros dos aspectos centrales del poema con que se vincula: su contenido político y su concepto del lenguaje poético. En el primer caso, el símbolo del laberinto adquiere densidad histórica frente a los reveses de la Fortuna, o sea, a las inquietudes políticas del reinado de Juan II: Mena hace recaer sobre sus hombros la misión de establecer el orden moral, esbozado en el poema, para poner fin a los horrores de la guerra civil castellana y llevar a término el gran destino de Castilla con el remate de la Reconquista. Lo laberíntico es también descripción de la poética misma de Mena, es decir, paradigma literario de complejidad textual o estética de lo difícil.