Aplicando las concepciones medievales sobre el ornatus retórico, analiza su presencia en las fuentes latinas, la forma en que Berceo vertió aquel primitivo desarrollo estilístico y las modificaciones del mismo signo que él mismo introdujo en el texto castellano: «Berceo no recurre a un estilo descuidado, ni tampoco se aparta del estilo retórico e sus modelos (...) se inspiró en este para emularlo, procurando que sus obras literarias fuesen superiores en el ornatus, merced a diferentes figuras y tropos literarios, así como con el uso de la técnica de la amplificatio» (p. 282).