Retoma el autor el estudio de Hans Walther (1920) en el cual se reseñaron 131 manuscritos que testimonian esta obra. Una nueva reconsideración de esta tradición revela las múltiples adaptaciones que sufrió la Visio Philiberti. En consecuencia, sostiene que volver sobre su tradición manuscrita no sólo permite purificar el texto para una futura edición crítica o realizar un proceso de colación, sino también conocer formas particulares de adaptación que ha sufrido este pequeño diálogo.