Desde mediados del siglo XIII hasta el año 1350, la tradición sapiencial castellana sufrió una serie de transformaciones que ejemplifican la reutilización y actualización de fuentes sometidas a los vaivenes de la vida política. Tal es el caso del Secretum secretorum. En torno a este tratado se condensó una forma curiosa de «regimiento de príncipes», que unía la teoría sobre el gobierno del reino a concepciones fisiológicas y mágicas. Si a mediados del siglo XIII el pseudo-aristotelismo era la postura política predominante, en el siglo XIV se retoma tan sólo para ser discutido y desprestigiado. Este proceso desembocó en una nueva instancia: la asimilación y síntesis de las concepciones políticas y pseudo-aristotélicas a un pensamiento político cristiano.