El Zifar fue escrito en el primer tercio del siglo XIV en el entorno catedralicio de Toledo, un contexto multicultural y plurilingüe. En este trabajo, el autor se adentra en las influencias de la cultura oriental en esta obra a partir de tres casos muy significativos usados en diferentes contextos: 1) la estructura inicial del Zifar; 2) los discursos de los personajes («El príncipe y la tormenta»), y 3) los comentarios del narrador («El lobo y el carnero»). Los dos últimos, además, corresponden a ejemplos utilizados en parte de la trama influida por las Mil y una noches, por lo que todos ellos están relacionados contextual o temáticamente.