El autor se propone estudiar la repercusión de la Danza de la Muerte en algunos autos de Gil Vicente, en particular en las Barcas, procurando demostrar hasta qué punto las analogías entre un texto dialogado, pero no teatral, y otros textos declaradamente teatrales, se inscriben en el cuadro más general de las formas que estructuran la Copilaçam. Concluye que la presencia de la Danza de la Muerte en la obra de Gil Vicente es una hipótesis perfectamente aceptable en términos de circulación textual, si bien es de la moralidad, en tanto que género excepcionalmente abierto, de la que Gil Vicente se sirve para expresar la denuncia de los desconciertos de su tiempo.