Este cuento fue uno de los favoritos entre los que integra la Disciplina clericalis de Pedro Alfonso, de donde, directa o indirectamente, pasó a un buen grupo de colecciones tanto castellanas como extranjeras y a la tradición oral. El análisis de las variantes lleva a la conclusión de que «se convierte en una representación simbólica de la sociedad, donde los poderosos pretenden repartirse el poder, tramando un engaño a espaldas del más débil, quien finalmente supera a los otros» (p. 234).