Compara la situación social de dos grupos marginados en la Castilla medieval y moderna: los mozárabes y los moriscos. El autor indica que, salvando todas las distancias, es posible entender mejor lo sucedido con una y otra comunidad minoritaria si se resaltan los paralelismos y las diferencias entre ambas. Particularmente le interesa el modo en que las dos intentaron superar los prejuicios y la desconfianza que pesaban sobre ellos, así como el tipo de manipulaciones histórico-literarias que llevaron a cabo para conseguir difundir una imagen social más positiva.