Estudia el recurso del intercambio epistolar que lleva a cabo Feliciano de Silva, como parte de un proceso de degradación burlesca del amor, que acentúa el camino iniciado por Fernando de Rojas. La parodia de la epístola amorosa no sólo sirve para satirizar la evolución que en su época había sufrido dicho género, sino que también le permite criticar, por medio de un estilo oscuro y rebuscado, la sociedad de la corte vallisoletana de la primera mitad del siglo XVI, que leía sus obras, pero en la que no consiguió integrarse.