Tras referir las fuentes de la leyenda, hace un recorrido por los primeros textos franceses y destaca el papel difusor de la obra latina de Godofredo de Monmouth. Se hace eco asimismo de los textos ingleses de los siglos XVI y XVII relacionados con Bruto y los troyanos. Dedica un par de páginas a los textos españoles y portugueses que recogen la leyenda y luego presta especial atención a la versión de la misma que aparece en el Victorial, anotando todas las modificaciones que introduce respecto a la trama original.