Los autores del período post-dionisiano evolucionan hacia una nueva caracterización del trovar entre cuyos aspectos la autora analiza la decadencia de la cantiga de amigo, el énfasis en el diálogo y el preciosismo de sus formas, la insistencia en los recursos de la repetitio, los ecos intertextuales entre unos internos al grupo, etc. Varios de los elementos característicos de este sector, en especial la cantiga dialogada de Roy Martinz do Casal, encontraron continuidad en la obra de Villasandino, especialmente una que depende de la anterior. De ahí que «lejos de apreciarse signos de envejecimiento, los últimos trovadores muestran un afán por refrescar y dar nuevas formas y modulaciones temáticas a los viejos moldes de la cantiga, que encontrarán solución de continuidad en el Cancionero de Baena» (p. 247).