Analiza la presencia de exotismos en las obras medievales acerca de los viajes a la Tierra Santa en lenguas románicas y en latín. En general esta presencia resulta ser más bien escasa y se nota cierta indiferencia de los viajeros hacia los datos lingüísticos. Los que más aparecen son topónimos, etnónimos, nombres de cargos y títulos, y nombres referidos a lugares urbanos, monedas, ropa, oficios, plantas y animales. La autora reflexiona sobre su función y cree que los exotismos responden a dos exigencias: certifican la realidad del viaje y a la vez sirven a la estrategia retórica encaminada a producir en el lector una sensación de extrañamiento. Para cumplir esta segunda exigencia algunos autores llegan a insertar oraciones enteras en lengua extranjera o exclamaciones. En la conclusión se destaca que «gli esotismi si addensano nei testi più tardi, a coronamento di un processo in cui la scrittura del viaggio in Terra Santa, da impersonale elenco di santuari e indulgenze, si trasforma in un prodotto letterario a pieno titolo, dalla forte impronta autobiografica» (p. 118).