Estado de la cuestión sobre las Glosas, en el momento de publicación del artículo, que sirve como base a una argumentación lingüística destinada a discutir la condición del destinatario de las mismas: «Las Glosas no fueron escritas para un visitante francés o catalán habituado a leer en voz alta documentos según el sistema gráfico-fonológico del francés medieval, y que deseaba practicar la pronunciación castellano-navarra de su época (...) es indudable que las Glosas Emilianenses y Silenses fueron elaboradas por y para monjes hispanos» (p. 475).