Se ofrece un brillante examen de cómo Juan del Encina organizó y ordenó su cancionero impreso (Salamanca, 1496) con el propósito de trazar una historia amorosa de la que él mismo es protagonista, según un modelo de tradición italiana (Petrarca in primis). Un análisis cuidadoso de las rúbricas, acompañado de un estudio detenido de los textos desde el punto de vista temático y estilístico lleva al autor a identificar y argumentar convincentemente un hilo conductor que realza y confirma la enorme habilidad de Juan del Encina para ordenar sus composiciones y su profunda conciencia de autor.