Aunque centrado en la materia iconográfica, el trabajo se abre con una cita del Roman de Brut de Wace y su referencia a la sirena como monstruo marino, relacionándola con la Historia Regum Britanniae, fuente de Wace. Añade el autor que la primera noticia acerca de una sirena con cola de pez en Europa se encuentra en el Liber Monstruorum, texto para el que no remite a bibliografía alguna. Pasa, después, a un análisis de un pasaje de la Epistula Alexandre Magni ad Aristotelem, donde también se habla de una mujer del agua con el mismo perfil que la Edad Media continuará. Lo relaciona, entonces, con el capitel de la capilla de El Salvador de la catedral de Santiago de Compostela, erigida entre 1075 y 1088, durante la primera campaña constructiva de la basílica. Esto le permite afirmar que «De confirmarse la relación, nos encontraríamos ante una primicia en la representación de este pasaje de la Historia de Alejandro, que rara vez es tratado por las artes figurativas antes de la eclosión de los Romances ilustrados de los siglos XIII y XIV» (p. 37). Indica que esta representación se encuentra dentro de un contexto programático, un verdadero speculum principis que toca temas relacionados con la vida de Alejandro Magno. Finalmente, se dedica al análisis de la Puerta Francígena de la entrada norte y a una lastra de sirena con centauro. La relaciona con datos que se encuentran en textos como el Fisiólogo griego y el Polycarpus, colección de cánones. Trae allí a colación una columna con imágenes de la leyenda de Tristán, que daría cuenta de una fase de circulación oral de este material.