Estudia la identidad de las posibles destinatarias de la literatura religiosa de inspiración ascética (lírica o piezas dramáticas) que recrea los momentos más dolorosos de la Pasión de Cristo. Son obras escritas por fray Íñigo de Mendoza, Juan del Encina, fray Ambrosio Montesino y Torres Naharro. Se ha insistido en que parte de estos autores son franciscanos pero la crítica ha dejado de lado a quien se dirigen las obras. En Europa se desarrolló una religiosisad destinada particularmente al público femenino y en ese espíritu, un género de poesía devota que apelaba a la piedad afectiva. La Vita Christi de fray Íñigo de Mendoza está dedicada a doña Juana de Cartagena; Juan del Encina dedicó sus poesías religiosas a Isabel Pimentel, duquesa de Alba; fray Ambrosio Montesino compuso sus Coplas de la columna a petición de la condesa de La Coruña y su romance Por contemplación del costado de Ihesu Christo por solicitud de doña Marina de Mendoza, hija de Diego Hurtado de Mendoza, duque del Infantado. Todos estos autores están relacionados entre sí por pertenecer a la Corte de los Reyes Católicos y por la influencia franciscana. La reina Isabel, con devoción y espiritualidad intensas, seguramente contribuyó a acentuar el fenómeno, y otras mujeres aristócratas se sintieron atraídas por el renacimiento espiritual. El ejercicio de esta piedad ofreció a las mujeres la posibilidad de una cierta liberación y cierto respeto por parte de la sociedad que las rechazaba por su condición femenina.