El artículo se inscribe en la tradición de estudios sobre la fortuna de Boccaccio en la tardía Edad Media hispánica. El sector de la producción boccacciana examinado es el de las 13 cuestiones de amor integradas en el Libro IV del Filocolo; se trata, como es sabido, de una sección que se configura como una auténtica digresión dentro de la obra de Boccaccio, al punto que tuvo una circulación autónoma en diferentes ámbitos lingüístico-literarios. En el sector de la literatura sentimental castellana del siglo XV, en prosa y en versos, el autor afirma que hay ecos y reminiscencias de por lo menos 6 de las 13 cuestiones debatidas en el Filocolo. Del análisis de los motivos tratados en las 6 cuestiones que forman el intertexto de referencia, el autor establece una primera clasificación temática en torno a tres grandes temas: 1) naturaleza y cualidad del amor; 2) efectos causados por el sentimiento amoroso; 3) cualidades que deben tener los amantes. En la quaestio sobre las cualidades del amor confluyen un buen número de preguntas centradas en la entidad y en la fenomenología del amor, además de una serie de textos (de célebres autores como Manrique, Cartagena, Encina), generalmente denominados definiciones de amor, que describen la naturaleza y la esencia del amor. La segunda cuestión de la que el autor intenta detectar ecos en la literatura castellana es la que expone Longanio en el libro 2 del Filocolo, relativa al dilema si es mayor el sufrimiento de la mujer que ha perdido su enamorado, salido para un viaje sin retorno, o bien la de una mujer cuyo hombre ha muerto. El autor detecta la presencia de dicho tema en la Questión de amor; sorprendentemente, no se pueden reconducir a este filón temático textos líricos en versos, excepto algunas coplas de Quirós. Con respecto al último núcleo temático, el de las cualidades de los amantes, el autor elige como lugar intertextual la pregunta de Fiameta acerca de su elección entre un amante fuerte, uno cortés y liberal y uno intelligente. Significativas coincidencias se encuentran en una pregunta de Juan Alfonso de Baena a Álvaro de Cañizares, en una glosa de un villancico transmitido por el ms. 3924 de la Biblioteca Nacional de Madrid y en un pasaje del tratado sentimental Triste deleitación.