Parte de la tesis que la historia no la escriben únicamente los historiadores, sino también los autores de la prosa de ficción, que construyen una historia «más consciente de sí misma» (p. 33). Por ello su autora centra su atención en dos novelas caballerescas: el Amadís de Gaula de Garci Rodríguez de Montalvo y el Tirant lo Blanc escrito en valenciano por Joanot Martorell y traducido al castellano en 1511, analizando cómo sus autores se preocupan por situar ambas narraciones en la historia.