El triunfo del Cristianismo se produjo no sin problemas en el ámbito escolar, por cuanto, para el correcto aprendizaje del latín, la enseñanza debía seguir basándose en textos extraídos de autores paganos. Sin embargo, aun cuando los escritores gentiles se mantuvieron en el canon escolar, sí que se procuraron adaptar al nuevo contexto cultural otros aspectos de la enseñanza, como elementos lingüísticos sacados de la Biblia o vocabulario que designase la nueva realidad doctrinal. El autor destaca la sistematicidad que este proceso de renovación tuvo en la Hispania visigoda y lo estudia a partir del tratamiento que reciben los vicios y virtudes de la oración en tres manuales visigodos compuestos en el siglo VII: el resumen gramatical que Isidoro incluye en el libro I de las Etimologías, el tratado de Juan de Toledo; y el opúsculo atribuido a Isidorus Iunior, que se conserva en la biblioteca de la Universidad de Basilea.