La nobleza como grupo en el reinado de Isabel I encontró el punto de llegada de una etapa iniciada con los Trastámara. Se analiza el papel que la alta nobleza jugó en el devenir político y en la estructura social en las últimas décadas del siglo XV. Frente al tópico antinobiliario de los Reyes Católicos, los reyes se identificaron con muchos rasgos de la mentalidad y pautas conductuales de la nobleza y de la caballería, y se situaron en el centro de gravedad de la realidad nobiliaria, para sostener el ritmo de ennoblecimiento en la sociedad castellanoleonesa, con abundancia de privilegios de concesión de exenciones y de privilegios de hidalguía. Igualmente demostraron su interés en continuar el proceso de engrandecimiento de la alta nobleza (concesión de títulos nobiliarios y tratamiento de parentesco ficticio con el que subrayaban la identidad de valores e ideales), e intervinieron en lo concerniente a la consolidación y reproducción de linajes y casas nobles, por la vía de los mayorazgos (concesión de nuevas fundaciones y multiplicación de mayorazgos secundarios). Una segunda parte del estudio está dedicada a los grandes nobles y a su adaptación a las nuevas circunstancias en un proceso de renovación que tuvo lugar en las últimas décadas del XV. Estudia los procedimientos que emplearon los grandes nobles para legitimar su posición de preeminencia en el conjunto social, desde el linaje, parentesco, armas y emblemas, la Casa (nuevo complejo orgánico-funcional), dominio de amplios territorios, etc..